BMW X2, el hijo rebelde de una tradicional familia bávara.

Para la firma alemana BMW no es un mayor reto competir con sus coterráneas Audi y Mercedes-Benz, principalmente porque su vasta experiencia y conocimiento en las áreas de alto performance y calidad le permiten responder al citado desafío. No obstante, el problema no es medirse con sus pares sino que hacerles sombra a esos fabricantes que han sabido explotar no sólo el lujo, sino que darle un ingrediente extra a sus productos: ADN joven.

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Con lo anterior queremos decir que para BMW el gran reto es alcanzar a Jaguar y a Volvo, marcas que con sus ejemplares E-Pace y XC40, correspondientemente, han logrado captar la atención de los nuevos compradores, de esos denominados “millennials” que, el menos en Europa, poseen los recursos necesarios para optar por marcas aspiracionales, en cuyos habitáculos se encuentran los más recientes avances en lo referido a conectividad y ayudas electrónicas.

Habiendo explicado el complejo escenario en el que se desenvuelve la firma de Múnich, se puede entender la importancia que tiene el crossover X2, la más reciente apuesta de BMW para responder a las exigencias del mercado chileno; pero debemos aclarar que en nuestro país no aplican las mismas reglas que en el viejo continente. En Chile, el comprador joven (“millennials”), rara vez cuenta con los recursos económicos para permitirse desembolsar 30 millones de pesos en un nuevo automóvil.

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Entrando en materia, el X2 se presenta en dos versiones, sDrive 20i y xDrive 20d, con un bloque gasolinero TwinPower Turbo de 2 litros (192 CV) en la primera, y con una planta turbodiésel de 2 litros (190 CV) en la segunda; se ofrecen transmisiones Steptronic de 7 marchas y automática de 8 velocidades, junto a los citados impulsores, en el mismo orden en el que aparecen.

La carrocería mide 4.360 mm de largo, 1.824 mm de ancho y 1.526 mm de alto, mientras que la distancia entre ejes se extiende hasta los 2.670 mm. En cuanto a diseño podemos decir que se logró un cuerpo puntiagudo y aerodinámico (0,28 Cx), mediante soluciones arquitectónicas bastante osadas; el toque deportivo está presente, algo que sin lugar dudas agradará a los fanáticos de la marca.

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En el habitáculo se optó por un formato más refinado que atrevido, algo que no nos causa sorpresa pero sí una cierta cuota de disconformidad; con un exterior tan moderno la cabina podría ofrecer algo más de audacia. La calidad es alta, nada que criticar en ese ítem, y la masiva presencia de equipamiento nos confirma que el X2 es un digno rival de los ejemplares más granados de su segmento.

Como ya lo mencionamos su precio ronda los $30.000.000, una cifra que suena exorbitante frente a los 25 millones que cuesta la versión de entrada del Volvo XC40; tal parece que BMW deberá hallar la manera de competir por precio, porque en otros asuntos ha hecho un excelente trabajo.